PERE BARCELÓ:
Per indicació de
Pere Barceló Barceló, s'hi reprodueix aquest escrit del 3 de
novembre de 2017: Los sacerdotes casados celebran 40 años de
“protesta conjunta”
Hoy, Jesús ayudaría
a los pastores de las comunidades a que fueran buenos maridos o
esposas y padres, y pastores de la comunidad
(Rufo González).-
Cuarenta años de Jesús "llamando a la puerta" (Apoc 3,
20)
La Iglesia católica,
en sus instancias más altas, no ha percibido a Jesús de Nazaret que
"llama a su puerta, ni le oye, ni le abre, ni, por tanto, le
deja entrar en su casa y cenar juntos" (Apoc 3, 20).
Es Jesús, a través
de los sacerdotes casados, de sus organizaciones, de su historia y
congresos..., el que viene llamando incansablemente a las puertas de
la Iglesia Católica. Pide restaurar la libertad en la disciplina:
que lo que "antes se recomendaba a los sacerdotes, y después
fue impuesto por ley a todos los promovidos al Orden sagrado en la
Iglesia Latina" (PO 16), siga siendo "recomendado",
respetando así su Evangelio (Mt 19, 12).
Pablo VI reconocía
que Jesús: "no puso esta condición previa en la elección de
los Doce, como tampoco los Apóstoles para los que ponían al frente
de las primeras comunidades cristianas (1Tim 3, 2-5;Tit 1, 5-6)"
(Pablo VI: Sacerd. Caelib. 5). Jesús solo lo insinuó como opción
libre para cualquier discípulo, si lo entendía como don divino y
quería "hacerse soltero a sí mismo por causa del reino de los
cielos" (Mt 19, 11-12). No lo vinculó a ministerio alguno por
el reino. La vinculación con el "ministerio ordenado" es
espuria a su proceder. Hoy, Jesús ayudaría a los pastores de las
comunidades a que fueran buenos maridos o esposas y padres, y
pastores de la comunidad. Lo que hacen tantas iglesias cristianas,
que "llevan la delantera" en libertad evangélica.
4-5 noviembre, una
celebración eclesial
Este fin de semana
(4-5 noviembre) Moceop (Movimiento pro Celibato Opcional) celebra
cerca de Madrid -Centro de Congresos "Fray Luis de León".
Guadarrama (Madrid)- los cuarenta años de su andadura. Allí
recordarán sus "muchos días, mucha lucha, mucha fe y mucha
esperanza... Cantarán, bailarán y festejarán esta larga andadura
con una jornada de convivencia, recuerdos y acción de gracias".
Por supuesto, con la Acción de gracias cristiana, la Eucaristía,
donde sentimos la presencia resucitada de Jesús que acompaña y
sostiene el trabajo por la vida, la libertad, el amor a todos. Sería
bueno que las comunidades cristianas lo recordaran y oraran por
intenciones tan santas.
Miles de sacerdotes
católicos casados
La historia de los
sacerdotes casados y de sus organizaciones actuales son un hecho
histórico en nuestra sociedad y en la Iglesia. Están presentes en
el mundo entero. El 25 de Mayo de 1986 se constituyó en París la
Federación Internacional de sacerdotes católicos casados. En 1987
celebró su Primer Congreso en Ariccia (a treinta kilómetros de
Roma). En él participaron clérigos de Europa, América, África y
Asia. Se creó formalmente el FISCC (Federación Internacional de
Sacerdotes Católicos Casados) y su revista "Ministerium Novum".
Otros Congresos en 1990 (en Doorn, Holanda), 1993 (Madrid), 1996 (en
Brasilia), 1999 (en Atlanta, USA), 2002 (Leganés, España), 2006:
Wiesbaden (Alemania) al que acudieron las 4 federaciones existentes:
la Latinoamericana, la Filipina, la Europea y la Noratlántica; allí
quedó constituida la Confederación Internacional. El VIII Congreso,
año 2015, tuvo lugar en Guadarrama (Madrid), en el mismo lugar donde
estos días el Moceop celebra sus cuarenta años de historia. Por su
parte Latinoamérica lleva ya celebrados siete congresos: 1991:
Curitiva (Brasil), 1995: Lima (Perú), 1999: México, 2001: Lima
(Perú), 2005: Asunción (Paraguay), 2006: Quito (Ecuador), 2011:
Buenos Aires (Argentina).
Dos asociaciones de
sacerdotes casados en España
Ambas nacidas en
1977. Una de signo más conservador (ASCE), otra más renovador
(MOCEOP). Como ha venido ocurriendo en la Iglesia desde los primeros
tiempos, unos acentúan más lo interior, la oración, el exponerse
diariamente al amor del Padre; otros subrayan el esfuerzo por
transformar vida y estructuras para que "nuestra alegría llegue
a su plenitud" (1Jn 1, 4). En este tema, unos y otros coinciden:
no es voluntad del Padre la imposición del celibato a los sacerdotes
y obispos de la Iglesia. Todos piden renovar la teología y
disciplina del ministerio, volviendo al espíritu de Jesús.
Uno de los
fundadores de ASCE y presidente actual, José María Lorenzo
Amelibia, mantiene el Blog "Sacerdotes secularizados, mística y
obispos", en Religión Digital, dedicado a la espiritualidad y a
difundir la necesidad de corregir la "injusticia teológica"
de impedir el ejercicio del sacramento del Orden a sacerdotes
casados. MOCEOP, coordinado ahora por una mujer, Tere Cortés, esposa
de un sacerdote casado, está presente en Internet en la Web
"moceop.net" y edita una revista trimestral ("Tiempo
de Hablar. Tiempo de Actuar") que va ya por el número 150. Esta
revista recoge la vida de estos hombres, reflexiones y encuentros de
todo tipo. En ella se percibe la seriedad de sus planteamientos, la
solidez de su teología, sus aportaciones teológicas al ministerio
eclesial, etc.
"Provocando y
exigiendo una respuesta" desde hace siglos
La historia de estos
cristianos, consagrados como servidores de las comunidades
cristianas, está "provocando y exigiendo una respuesta".
"Provocación" que viene de muy atrás, desde que esta
historia celibataria empezó a andar. Desde que empezó a inocularse
el error de que "una persona no puede estar casada y ser
perfecta". Desde los rigoristas del siglo II que empezaron a
exigir a todo cristiano la continencia ("enkrateia")
sexual: encratismo, gnosticismo, montanismo...
Desde que la
Iglesia, en sus dirigentes más universales, defendió e incluso
decretó que "todo sacerdote que duerma con su esposa la noche
antes de dar misa perderá su trabajo" (s. IV). Desde que se
cultivó la presunta "tradición apostólica" sobre la
famosa "continencia" de los Apóstoles. Tradición que aún
hoy quieren algunos defender. Con tal de amparar la ley, violentan
textos e incluso contradicen la libertad que respira el capítulo
siete de la primera carta a los Corintios sobre la soltería por el
Reino.
Una mujer, movida
por el Espíritu
María
(mariaercilia6@hotmail.com), no sé más que su nombre y email,
convencida de que "el presbítero casado es una riqueza para las
comunidades, para la teología y para la iglesia en genera1",
reaccionó a un post mío de diciembre de 2013, increpando a la
jerarquía católica:
"¿Cuándo
terminará este capricho de nuestra jerarquía en imponer
obligatoriamente el celibato? ¿Cuántos talentos y servidores se
están perdiendo en la Iglesia católica? ¿Cuándo acabará la
injusticia y la incoherencia de admitir sacerdotes casados entre los
conversos y no admitir los propios? ¿Cuándo se darán cuenta del
gravísimo pecado que cometen al privar a muchas comunidades de
asistencia espiritual? Roguemos para que Dios ilumine a Francisco y
colaboradores para darse cuenta de tamaña injusticia e
incoherencia...".
Esta mujer recuerda
a Judit de Betulia:
"Escuchadme,
jefes de los habitantes de Betulia, porque no son rectas las palabras
que dirigisteis ante el pueblo... Porque, ¿quién sois vosotros para
tentar a Dios en el día de hoy y colocaros en el lugar de Dios entre
los hombres?... No hipotequéis los planes del Señor, nuestro Dios,
porque no hay que amenazar ni juzgar a Dios como a un hombre. Por
eso, en espera de su salvación invoquémosle en nuestro favor y oirá
nuestra voz si le place" (Judit 8, 11-12. 16-17).
La Iglesia católica
pone condiciones a Dios y le enseña qué es lo que tiene que hacer
para "ordenar" obispos y presbíteros. Si Dios no concede
el celibato por el reino, las comunidades se quedan sin eucaristía.
El "haced esto en memoria de mí" (Lc 22, 20), sólo vale
si Dios concede el celibato de por vida a quien presida la comunidad.
Le han enseñado a Dios lo que tiene que hacer: dar los dones de la
soltería por el reino y del amor pastoral a la misma persona. No hay
respeto a la conciencia personal que va evolucionando y tiene derecho
a cambiar ante exigencias humanas perentorias (físicas o psíquicas).
La brutalidad de la ley arrolla todo lo humano y divino: exilios
forzosos, esposas invisibles, hijos clandestinos, doble vida,
escándalos, derecho de la comunidad a tener pastores y a celebrar la
eucaristía, etc.
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